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En visita de reconocimiento a lo largo de la cuenca del Rio Chillón, nos encontramos con la realidad luego de los desbordes y huaicos dejando casas y áreas de cultivo afectadas. A la altura del kilómetro 48 de la carretera Lima-Canta, se encuentran los poblados de Trapiche Alto, Macas y Las Brisas, cada una con realidades y necesidades distintas.

 

En el poblado de Macas, quienes tras los desbordes del río, provocaron la caída del puente  vehicular del mismo nombre, hace seis días, dejaron incomunicados a la población, por ello tuvieron que tender tirolesas entre lo que quedó del puente el otro extremo del rio para trasladarse provisionalmente para trasladar productos básicos o las donaciones, así como sacar los productos que siembran los agricultores de la zona. Por este puente se comunicaban entre los poblados de Macas, Yangas, Magdalena, Puruchuco y El Paraíso.

 

Entrevistamos a dirigentes y personas recogiendo los testimonios de la situación en la que se encuentran. Estuvimos con Nancy Tarazona, de la agrupación Karahuayllas visitando las zonas de emergencias, es necesario el apoyo en la reactivación de su economía de los poblados que se dedican a la agricultura, reconstruyendo los puentes, los canales de regadío, los muros de contención” En Macas tampoco hay agua ni luz.

 

Cirila Cisneros, pobladora y agricultora del lugar, acotó enérgicamente la necesidad de que se atienda con urgencia a la población agricultora ya que “la base principal para el pueblo es la alimentación, toda la ciudad de Lima se alimenta del Valle Chillón y este valle Chillón es de un río que tiene el agua limpia, nosotros no tenemos desagües como en otras partes” se refirió.

 

La comunidad de Las Brisas es una de las más afectadas, casi todas las casas han sido dañadas o afectadas de alguna manera por el desborde, debido a que toda la comunidad se encuentra muy cercana al cauce del río, dejando un aproximado de 200 casas afectadas y sembríos. Allí conversamos con Américo Prado, poblador quien exige que la ayuda sea equitativa y a los que realmente han sido afectados con el 100% de sus viviendas.

 

Ya en la carretera Lima- Canta, encontramos los rezagos del desborde, desde autos enterrados hasta maquinaria tipo tractor enlodados, pistas recién inauguradas también fueron afectadas, de igual manera los negocios campestres como Las Retamas, que ahora son solo una sombra de lo que fueron, con juegos para niños en medio del lodo. Finalmente, la Hacienda Caballero ha sido afectada solo de manera leve.

 

En todos los casos, el clamor por ayuda humanitaria es unánime, desde gente que ha perdido sus viviendas y solo habitan el segundo piso, o en carpas itinerantes hasta agricultores que tenían una fuerte inversión en productos que estaban a punto de ser cosechadas para ser distribuidas en los mercados y por la cual mantienen grandes deudas en los bancos.

 

Los pobladores del valle del Chillón, están a la espera de las autoridades competentes, ya que solo han acudido a ellos personas voluntarias que vienen desde los distritos de Lima a traer alimentos, frazadas, etc., así como voluntarios de las universidades de Lima Norte.

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